lunes, 8 de junio de 2009
Gobierno Peruano Debe responder Por Actos De Violencia en Selva Amazonica
Lima. Con el toque de queda, volvió la calma a la región de Bagua, escenario de sangrientos enfrentamientos que comenzaron con la represión a un grupo de indígenas que bloqueaban una ruta y culminaron con una toma colectiva de rehenes, hechos que dejaron al menos 31 muertos, según el gobierno. En tanto, el líder indígena Alberto Pizango, presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Amazonia (Aidesep), desapareció tras decretar el Poder Judicial una orden de busca y captura contra él. Pizango lidera desde hace dos meses las protestas para pedir la derogación de varios decretos que promueven el establecimiento de empresas madereras y petroleras en la zona. Los indígenas sostienen que de esa forma se ponen en riesgo sus derechos ancestrales sobre las tierras que ocuparán las empresas y se contaminará el ambiente. "El autor intelectual, el agitador y cobarde ha huido, seguramente buscando que lo protejan en Bolivia, pero la mano de la Justicia tiene que llegar sobre él y los autores materiales de la masacre", apuntó la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas. "Es una información que nosotros hemos recogido. Esta fuga se habría dado hacia el sur", aseveró. Sin embargo, el vocero del gobierno boliviano, Iván Canelas, dijo no tener información de que Pizango se encuentre escondido o refugiado en su país. Aidesep como el gobierno se acusan mutuamente de la responsabilidad en la ola de violencia desatada el viernes cuando la policía intervino para desbloquear una carretera vital en la región del Amazonas, en el punto llamado "Curva del Diablo". Aidesep asegura que los nativos muertos en las refriegas son no menos de 30, y su vocero Shapión Noningo Sesén, que dijo desconocer el paradero de Pizango, denunció que al mediodía de ayer "muchos cadáveres" seguían sin ser retirados de las afueras de Bagua. Pero el hecho que más criticó el gobierno fue el posterior secuestro de 38 agentes de policía que intentaban desalojar una estación de bombeo en Imazita ocupada por los indígenas. El gobierno sostuvo ayer que nueve de esos policías fueron asesinados a sangre fría por los indígenas, aparentemente antes de que se produjera el operativo de rescate, cuando los rehenes dialogaban con sus captores en busca de una solución. Además, había un agente herido de gravedad, tres desaparecidos y 25 que fueron rescatados, según el jefe de la Policía Nacional del Perú
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